Pero empecemos por el principio. En diciembre pasado recibí un mensaje de un amigo, una propuesta tan atractiva como loca: participar en la North Cape 4000.
«¿Te apetece pedalear de Berlín a Cabo Norte?»
Debería haber respondido con un rotundo “¡No, gracias!”, y sin embargo aquí estoy, escribiendo este relato después de cruzar el norte de Europa en bicicleta.
3.000 km, 15 días de viaje, 4 países atravesados, innumerables aguaceros, incontables bollos de canela, más de 500 compañeros de ruta, decenas de pódcast, infinitos arcoíris.
Mi viaje hacia Cabo Norte fue duro e inolvidable y me permitió conocer una nueva parte del mundo y de mí misma.
Me enfrenté a las inclemencias del tiempo y al cansancio tras más de 200 km en el sillín, con el miedo de no llegar a ese globo de hierro que marca el punto más al norte de Europa. Pero lo logré: no me rendí, demostrando primero a mí misma una tenacidad y determinación que no sabía que tenía.
En un viaje tan largo, el tiempo se mide en pequeños rituales: abrir y cerrar las alforjas que marcan el inicio y el fin de cada día; la compra en el supermercado que se convierte en un ejercicio creativo para acomodar un enorme cinnamon bun en el Top Tube; la parada en la gasolinera para recargar bidones y tomar un café caliente, momento social para charlar con otros participantes y planear las siguientes paradas.
La North Cape 4000 es una aventura que te cambia la vida. Desde que volví, nada me parece imposible: no hay metas inalcanzables, solo caminos más duros. Ya no me da miedo estar sola; las largas jornadas pedaleando entre los bosques suecos me enseñaron a disfrutar de mi propia compañía.
¿Y qué aprendí?
- Que el Círculo Polar Ártico es solo una línea imaginaria.
- Que la región más allá del círculo, que abarca Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia, no deberíamos llamarla Laponia, sino Sápmi.
- Que escuchar pódcast de true crime sola en los bosques finlandeses no siempre es buena idea 😣
- Que a los suecos les encantan los mercadillos de segunda mano, llamados Loppis.
- Que la Casa de Papá Noel en Rovaniemi está abierta también en verano, aunque él esté de vacaciones.
- Que los renos son animales muy graciosos… y rápidos.
- Que en sueco gracias se dice tack ✨